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Ellos no se callan

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Por Tomás Eliaschev
LECTORES@VEINTITRES.COM

La actualidad de La Poderosa tras la represión. Iván Navarro, torturado por la Prefectura en la Villa 21-24, vive con miedo pero también con esperanza por el apoyo recibido. El trabajo para concientizar a los barrios populares del país.

Recuerdo. Iván y Levy frente al mural de un joven asesinado por la policía. Y con sus padres, Marcela y Abelardo.
Fotos: Horacio Paone.

"Vamos a matarlos, total nadie los va a reclamar”, fue lo que les decían los integrantes de la patota de prefectos que torturaron a Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya, los chicos de 18 y 15 años, respectivamente, que con su denuncia pusieron en aprietos al Ministerio de Seguridad y la política de inundar con uniformados los barrios populares. El grave caso de brutalidad policial se produjo en la Villa 21-24, en la noche del 24 de septiembre pasado. Los chicos fueron detenidos primero por policías federales, y después por los hombres de beige. Los trasladaron en patrulleros a la orilla del Riachuelo, donde fueron golpeados brutalmente y amenazados de muerte. Si no hubiera sido por la organización La Poderosa, donde los chicos participan, tal vez el episodio nunca se hubiera conocido. Sin embargo, los efectivos siguieron sintiéndose impunes: el 5 de octubre, siempre amparados por la oscuridad nocturna, se produjo otro hecho de represión ilegal. Iván había estado en un canal de televisión contando lo que le había tocado padecer. Cuando volvió al barrio, vio cómo unos prefectos estaban golpeando a otros jóvenes, precisamente en represalia por sus denuncias. Al interrumpir la golpiza policial, terminó siendo perseguido hasta su domicilio.

El trabajo de difusión de la revista de la organización, La Garganta Poderosa –nombre que homenajea a la mítica moto de Ernesto “Che” Guevara– se ve potenciado al infinito por las redes sociales. Y las denuncias surtieron efecto. Ya hay siete navales desafectados y procesados, seis de ellos detenidos en Marcos Paz. Y la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados se trasladó hasta el hogar de La Poderosa, en Zavaleta, el barrio lindero a la Villa 21-24, para escuchar la voz de los vecinos.

“En estos últimos años, a través de La Garganta Poderosa nos tocó denunciar el asesinato de Kevin Molina, en 2013, el ataque contra los chicos de la murga de la 1-11-14, y ahora lo de Iván y Ezequiel”, rememora Nacho Levy, uno de los iniciadores de este proyecto que ya tiene más de 12 años, 44 asambleas en todas las provincias del país, y llegó incluso a distintos países de Latinoamérica. En Zavaleta está ubicada la primera redacción de la revista, que ahora funciona en la ex ESMA. Allí, Levy recibió a Veintitrés y contó el presente vertiginoso de la organización, que empezó como un proyecto de fútbol popular para luego comenzar a organizar cooperativas de trabajo. De Zavaleta se fueron expandiendo a otros barrios de la Capital y después pasaron a organizarse en todo el país. “Estos últimos años fueron de muchísimo crecimiento porque la visibilidad que tuvo la revista permitió que la herramienta llegara a barrios que quizá no tenían organización.

Decidimos ingresar en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP)”, destaca el referente.



En 2009 fundaron la revista, por cuyas tapas han pasado desde futbolistas como Diego Maradona y Lionel Messi hasta personalidades políticas y culturales como Lula, Evo Morales, Eduardo Galeano y el Indio Solari, por citar solo algunos, siempre con la característica boca abierta que representa el grito de lo que se suele callar. “La idea de la revista surgió cuando Facundo Pastor hizo un informe que estigmatizaba el barrio. Junto a las organizaciones populares del barrio y los curas villeros, hicimos una gran marcha para repudiarlo hasta América TV. No tuvo nada de repercusión: entonces tomamos conciencia de que no podíamos esperar que nos regalen un espacio los mismos que nos demonizaban. Necesitábamos un medio propio. En todo este tiempo nos permitió contar las cosas buenas que pasan en el barrio y visibilizar los problemas que tenemos. Ahora podemos empezar a pensar las soluciones”, dice Levy. Como ejemplo, muestra las cloacas que consiguieron para el barrio, luego de participar en la Carpa Villera que se instaló en el Obelisco, donde hicieron 54 días de huelga de hambre. O el más vigente que nunca proyecto de Control Popular de las Fuerzas de Seguridad, que encararon con la Procuraduría contra la Violencia Institucional (PROCUVIN). “Queremos llevar esta propuesta a todos los barrios”, se esperanza el militante, y destaca que su iniciativa fue escuchada por diputados de la Comisión de Derechos Humanos: “Se trata de una estrategia cien por ciento comunitaria frente a una problemática del barrio: la realidad es que si vivís en Palermo o Barrio Norte te pueden pasar un montón de cosas, pero lo que no te va a pasar es que te suban a un patrullero encapuchado, te tiren a la vera del Riachuelo y te sometan a tres horas de sesiones de tortura”.

Iván Navarro vive sobre la avenida Iriarte, que atraviesa la Villa 21-24 y Zavaleta. Su casa, pintada de rosa, está ubicada al lado de un mural que homenajea a uno de los tantos jóvenes asesinados por las fuerzas policiales. Lógicamente, tanto él como su familia todavía están asustados. “No esperaba tanta ayuda. Hasta mis compañeros del Normal 5, donde curso cuarto año, hicieron un corte en Suárez y Montes de Oca para denunciar lo que me pasó”, cuenta el joven, que al igual que Ezequiel participa del proyecto de fútbol popular de La Poderosa. Cuando termine el secundario quiere hacer el profesorado de educación física. Involuntariamente se transformó en un ícono de la valentía frente a los atropellos policiales. “Cuando volví de la televisión, vi que estaban pegándoles a dos chicos, me imaginé que los iban a agarrar como a nosotros: ellos no habían hecho nada, como nosotros. Lo primero que me salió fue meterme, decirles ‘yo te denuncié’. Los pibes salieron corriendo y luego me corrieron a mí. Me vine hasta mi casa y llamé a la abogada. A los 20 minutos, vino Nacho y empezamos a escribir. Subimos al Facebook la denuncia: ya la compartieron 50 mil personas”, cuenta con modestia. Y deja un mensaje para otros jóvenes a los que les toque sufrir lo que él tuvo que pasar: “Aunque tengan miedo, les digo que no duden en hacer la denuncia. Se pueden acercar a La Poderosa: manden un mensaje que los van a ayudar”.

Fuente: Veintitres

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