La mujer, que en octubre había denunciado que durante su parto estuvo engrillada, ahora se muestra preocupada de que le puedan llegar a impedir la relación con su hija. Desde el 14 de octubre que la comunera mapuche Lorenza Cayuhan permance internada en la clínica de la mujer del Sanatorio Alemán de Concepción, donde tuvo el parto de su guagua engrillada y vigilada por un funcionario de Gendarmería, informa La Tercera.
Cayuhan cumple una condena de cinco años por robo con intimidación en Arauco. Hoy, se encuentra en compañía de su hija Sayen y recibe a diario la visita de su familia. Todo esto dado que los tribunales mantienen pendiente la resolución sobre la orden de no innovar que ha paralizado el alta de la joven y de su hija.
“El 13 de octubre salí de la cárcel al Hospital de Arauco, con esposas y el chaleco amarillo. Me llevaron en taxi. Cuando llegué me sacaron todo, porque la doctora lo pidió para poder examinarme, y ahí me dijo que los exámenes estaban alterados. Como a las 4 de la tarde me sacaron para Concepción, con esposas en los pies, amarrada a la camilla”, recuerda.
“Cuando llegamos a Concepción, el doctor me estaba esperando. Me pusieron en una camilla de preparto y me volvieron a amarrar. Yo creo que los médicos no se dieron cuenta de que estaba con los grilletes, porque estaban mis pies tapados. Los gendarmes habían entrado a la sala, pero el doctor los sacó, porque en la pieza había más mujeres. Ahí los exámenes estaban igual de mal, el médico me dijo que había que interrumpir el embarazo. Tenía miedo, porque no quería cesárea. El doctor me dijo que estaba corriendo riesgo, así que tenía que ser cesárea sí o sí, y que me iban a llevar a la clínica, porque en el hospital no había cupo”, dice.
“Yo le pedí a la funcionaria si le podía avisar a alguien de mi familia. Me dijo que no tenía ningún problema en llamar, pero que tenía que pedir permiso. Ella me dijo que había preguntado y le habían dicho que no, porque le correspondía avisar a la asistente social. Me imaginé que no iban a llamar, así que se lo pedí a la doctora”.
Agrega que “ella me pidió el número de teléfono y llamó a mi mamá. Le dijo que me trajeran cosas, porque mi bebé iba a nacer. Mi mamá llegó como a la una de la tarde. A ella y al gendarme le pasaron ropa, gorro y mascarilla para estar en el pabellón. Me sacaron de la camilla y me pasaron al quirófano. Ahí el gendarme me sacó la esposa que estaba sujeta a la camilla y me la puso en los dos pies. Me trajeron dos custodias mujeres, pero en el rato del parto, mi tío fue a comprar al supermercado y se encontró con las dos funcionarias comprando. Entonces se dio cuenta de que yo estaba con el funcionario varón”.
Por último, expresa que ” Gendarmería me había prohibido hasta tomarle fotos. Mis papás tuvieron que hablar con el abogado para que sacaran esa medida. Yo soy la mamá y decido qué hacer con mi hija. La condenada soy yo, pueden hacer lo que quieran conmigo, pero no con ella. Hoy me privan de eso, ¿y mañana qué?”.
Publicado el 13 de noviembre por El Mostrador