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“Soy Un Preso Político” - Cacique Pancho Chaile desde El Hospital

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“En La Gaceta nunca pude salir ni haciendo cosas buenas. Siempre cuando uno va a buscar alguna nota, no le dan bolilla. Ahora me hacen aparecer como un tremendo malviviente."
El Cacique Pancho Chaile desde el Hospital: “Soy un preso político”
En diálogo exclusivo con APA!, el líder de la Comunidad India Quilmes, que se encuentra detenido desde el 6 de junio pasado, explicó su lucha por las tierras, denunció que fue golpeado cuando fue llevado preso, las dificultades que atraviesan los pueblos indígenas y la esperanza de que el Estado provincial finalmente les reconozca lo que es propio: los terrenos que ocupan ancestralmente.

Los hospitales son lugares fríos, oscuros, donde la muerte ronda los pasillos. Las paredes blancas, descascaradas por la humedad y manchadas por el abandono, disimulan una falsa pulcritud. Los rostros de las visitas, cansados, anónimos, parecen siempre esperar. El de Monteros no es la excepción.
Es de noche y una leve brisa nos recuerda que es invierno. Sin pedir permiso nos inmiscuimos, disimulando nuestra presencia. Un cartel exige respetar los horarios de visitas, que por lejos estamos incumpliendo. Caminamos con la seguridad de quién tiene permitido estar donde está. Al final del camino, entramos a una habitación donde tres pacientes esperan para una pronta cirugía. Una policía custodia la habitación al pie de una cama. De la cama de Francisco Chaile. De Pancho, el cacique de la Comunidad India Quilmes.

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El 11 de junio, La Gaceta publicaba una nota cuyo sugestivo título rezaba ‘A los tiros, intentaron tomar posesión de las ruinas de Quilmes’ y en la bajada explicaba que ‘una banda ingresó armada el sábado y atacó a los administradores’. Para el centenario diario, lo ocurrido cuatro días atrás se trataba de un asalto disimulado por la presencia del ‘ex’ cacique Francisco Chaile. Las únicas y privilegiadas fuentes de la nota eran policías. Sin nombres, sin cargos. Solo ‘fuentes policiales’.
Al otro día, el diario publicaba una Editorial, reservada para casos de importancia social. La empresa nunca se había pronunciado sobre un conflicto indígena de esta manera. Nuevamente se mencionaba a Chaile como ex líder de la Comunidad y se reforzaba la hipótesis de que ‘se habría tratado de un intento del ex cacique de quedarse con la administración del predio’. Toda la cobertura de días posteriores hará hincapié en la disputa interna, sin llegar al verdadero núcleo de la cuestión: quiénes son los verdaderos y legítimos dueños de las tierras.
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Francisco Chaile nos recibe en su habitación compartida del hospital de Monteros. En pocos días será sometido a una cirugía de vesícula, que se pospuso por una infección urinaria. Está tranquilo, relajado. “Ya varias veces me han operado”, nos dice. Tiene la piel curtida, no solo por sus 64 años recién cumplidos, sino por una lucha que le ha ocupado los últimos 40 años de su vida. “Estamos defendiendo nuestros derechos. Los pueblos indígenas estamos demostrando que realmente las cosas hay que lucharlas porque sino no vamos a conseguir nada”.
Está contento porque siente que su pueblo se despertó, porque han podido romper el silencio pues su detención ha hecho mucho ruido. “En La Gaceta nunca pude salir ni haciendo cosas buenas. Siempre cuando uno va a buscar alguna nota, no le dan bolilla. Ahora me hacen aparecer como un tremendo malviviente. Si Tata Dios y la Pacha me dan tiempo, voy a demostrarles que no es así”.
Su anhelo, lo que lo motiva a seguir adelante, es “recuperar lo que estamos perdiendo”, sus tierras, esas en las que se han criados sus abuelos, sus padres, donde han desarrollado sus vidas, han conocido amores y dolores, donde se han ilusionado y decepcionado, donde han pasado hambre y atracones.
“Mi tierra que tengo es la que ha cultivado mi padre. No tengo deseo de adueñarme de nada, sino de acompañar hasta donde más pueda a mi gente”.

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El 6 de junio Pancho Chaile fue detenido junto a otras 12 personas. Fueron acusados por ‘robo agravado, uso de armas y amenazas’, motivos por los cuales se les dictó prisión preventiva, usualmente reservada para causas graves o donde el acusado pueda escaparse. A pesar de su delicado estado de salud, el juez Mario Velázquez del Juzgado de Instrucción del Centro Judicial de Monteros rechazó el pedido de andhes para que Chaile cumpla la medida en su casa, aunque lo autorizó a internarse hasta tanto se le otorgue el alta hospitalaria cuando deberá ser alojado nuevamente en la comisaria monteriza.
“Soy enfermo yo. Tengo una enfermedad del riñón. Quería contarle eso al médico (judicial), que cada tanto me agarran unos ataques. Dos o tres días que duermo en el suelo me enfermo. Cuando llegué al hospital, no podía dar vuelta la cama. Era por la vesícula, tengo un quiste de 10centímetros. Tenía la vesícula muy inflamada. Lo más grave es lo del riñón, que hace muchos años tengo ataques”, nos relata Pancho sin desánimo, como quién cuenta algo por compromiso.
Pero reconoce que en la cárcel “la pase bastante mal “porque no tenía atención médica. Aunque tiene confianza en que podrá revocar la prisión preventiva, dice que “si tengo que volver al calabozo, no sé si volverá a chaparme la enfermedad”.
Pancho es un optimista sin cura. Cada palabra se afirma sobre la premisa del triunfo de los justos. Por eso está “con mucho ánimo” aunque preocupado mucho por “la familia de los chicos que están presos”. A sus hermanos comuneros les pide que no se callen en las marchas. Sabe que, aunque el hospital insista, el silencio no es salud.

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La Comunidad India Quilmes se encuentra en la provincia de Tucumán,en el valle de Santa María, situado entre las sierras de El Cajón y del Aconquija. Pertenecen a ella aproximadamente 600 familias (más de 2.500 personas) de 14 comunidades de base. De 1973 datan los primeros intentos de reorganizar la Comunidad, en aquél momento el nombre de Federación Indígena. La Dictadura cívico-militar, que contó con el respaldo de la misma Iglesia Católica que avaló el genocidio indio realizado por los colonizadores europeos en América, obturó todos los procesos sociales organizativos que ponían en peligro sus intereses. La CIQ no fue la excepción. Quedó desmantelada.
Con el regreso de la democracia institucional, la Comunidad vuelve a organizarse, con el principal objetivo de lograr la personería jurídica, cuestión que logran en 1984 con el reconocimiento de los Estados nacional y provincial. Todos esos años, negros para historia del país, encontraron a Pancho Chaile recorriendo los valles para conocer los problemas de sus hermanos comuneros. Esa experiencia le sirvió para empezar a contactarse con organizaciones indígenas de Chaco, de Buenos Aires y otros lugares, preparándose para pelear por una ley nacional que los protegiera. Así lograron que el alfonsinismo promulgara la ley 23.302 de apoyo a las comunidades aborigenes. “Era un instrumento con qué defendernos”, nos explica.
En medio de ese proceso de reorganización, se cumplían 500 años del genocidio contra los pueblos originarios. La CIQ organizó un acto con la presencia de más de 500 personas en el año 1992, para repudiar la llegada de Colón a nuestra América. También ese año, Francisco Chaile es elegido como presidente de la Comunidad. En 1994, la Constitución Nacional, que fue reformada como fruto del Pacto de Olivos entre el entonces presidente Carlos Menem y el ex presidente Raúl Alfonsín, incluye en su artículo 75 el reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos, lo que refuerza la lucha de las comunidades de todo el país.
En el año ’97, la comunidad empieza a discutir su forma organizativa. La búsqueda tenía que ver con referenciarse en algo que tuviese que ver más con la historia de los Quilmes, donde haya un cacique y un consejo de Delegados donde estén representadas las 14 bases que contiene la Comunidad. Siempre con la premisa de defender las tierras cuando se metía “gente de afuera”. A partir de acordar la forma de organizarse, se hace una asamblea un año después, donde se postulan cuatro candidatos. Pancho es elegido cacique de la Comunidad, elección que volverá a ganar en el 2004, 2008 y 2013. Aunque siempre ganaba por amplia mayoría, comienza a gestarse una minoría opositora dentro de la propia comunidad, encabezada por Santiago Santos, quien a la larga se aliaría con empresarios y políticos en contra de sus propios hermanos.
Fortalecer la organización interna es lo que permitió a la Comunidad India Quilmes avanzar en recuperar y ganar lo que es propio. En ese contexto se da la lucha por la restitución del sitio Arqueológico Ruinas de Quilmes o Ciudad Sagrada, que desde 1992 hasta el 2007 estuvo en manos del empresario Héctor Cruz.

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El día que cayó preso, Francisco Chaile tenía como meta recuperar la Ciudad Sagrada de Quilmes, que había sido nuevamente usurpada el 7 de marzo por Santiago Santos con el apoyo de Cruz. Junto a otras 9 personas, se tomaron dos remises con la idea de ir al sitio y “pegarles” a los usurpadores “una susteada, una gritada, una apurada. Siempre mi intención ha sido no pegar, no matar no hacer ningún salvajismo. Lo que sí nada más un susto”.
Sabían que a la hora en que iban a ir no quedaba prácticamente nadie en el lugar. La llegada del ocaso disipaba los turistas y también a los empleados.
Cuando llegaron al lugar, uno de los autos quedó en la entrada y el otro se fue para arriba, a unos 300 metros de distancia. Aunque no lo sabían entonces, ahora no tienen dudas. “Nos han hecho una cama. Ya estaba hecha y fuimos a caer. No llevamos más gente para no hacer ruido. íbamos a llamar más gente cuando ya estemos ahí. Pero no lo logramos. Rápido llegó la cana”.
Todo fue en cuestión de minutos. “Parece que la tenían escondida a la gendarmería, porque no había tiempo para llegar de Colalao del Valle”, donde está asentada la base de la fuerza. Pancho y los que lo acompañaban quedaron rápidamente reducidos.
Sospecha que tenían los celulares intervenidos o tal vez alguien del grupo “cantó la movida”. No imaginaba que un desesperado intento de recuperar las tierras de su comunidad lo llevaría a la cárcel. “Nos acusan de haber estado armados, haber robado, tentativa de muerte, robo en banda. La directiva no era robar, sino ahuyentarlos, corretearlos a los de ahí. Y habían estado esperándonos escondidos. Yo no estaba armado”.
Para las comunidades, la justicia siempre tarda en llegar. El cacique es sabio. “Esto de alguna manera nos hace poner de pie. Desgraciadamente, tiene que haber un inconveniente para que uno salga a la calle, para que uno vea que nuestro propio destino hay que lucharlo para conseguirlo”.

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En 1992, el entonces gobernador Ramón ‘Palito’ Ortega cedía la concesión del sitio Arquelógico al empresario Héctor Cruz, por un período de 10 años. Sin autorización de la comunidad ni estudios de ninguna índole, Cruz construyó en el lugar un hotel con piscina incluida. Vencido el plazo del contrato, la Comunidad India Quilmes, fortalecida y reorganizada, presentó un amparo ante la justicia exigiendo la restitución del sitio a sus legítimos dueños. Aunque el amparo fue favorable, demoraría 5 años en ejecutarse.

“En julio del 2007 sale un decreto del gobernador Alperovich para desalojarlo al señor este del sitio Arqueológico Ruina de Quilmes. Hacen dos intentos muy light, con poca fuerza de parte de la policía y no los desalojan. Cuando conocimos este decreto y que no pasaba nada, hicimos cortes de ruta en la entrada del sitio. El corte se hace el 28 de noviembre. El 13 de diciembre, se presenta el fiscal de Estado de Tucumán acompañado por 50 efectivos de la policía y se lo desaloja al hombre (a Cruz)”.
A partir de allí, comenzaría una nueva etapa de negociación entre la CIQ y el Estado provincial para definir cómo gestionar el sitio. Como el Ente Turismo no proponía ninguna salida viable, la Comunidad continuó con los cortes de ruta hasta el 9 de enero del 2008, cuando recuperaron sus tierras sin pedirle permiso a nadie.
Los siguientes años transcurrirían entre la novedosa gestión del sitio por parte de sus legítimos dueños y una oposición interna encabezada por Santiago Santos que, enojado por las sucesivas reelecciones de Chaile como cacique, se iría aliando con el empresario Cruz y políticos desde las sombras. “Con la plata que nos daba el sitio, ayudábamos a la gente, hacíamos trabajos allí, porque cuando lo agarrábamos estaba bastante deteriorado. Permanentemente había un tipo de ayuda social hacia las distintas comunidades de base que tenemos”, nos explica el cacique.
Cuando en el 2013, Francisco Chaile es nuevamente refrendado por sus hermanos como líder de la comunidad, Santos y Cruz deciden usurpar la rebautizada Ciudad Sagrada de Quilmes con el apoyo de entre 30 y 40 personas. “Conversando con la gente, vi que ir a una guerra no era la solución. Pongo un amparo a la simple tenencia que me sale favorable. Recién se desaloja el 5 de marzo del 2014”, recuerda Chaile.
Sin embargo, dos días después los usurpadores volverían. “Cayeron 70 personas con tumberas, fierros, cadenas, látigos y masacran a esas 8 personas de la comunidad (que habían quedado custodiando el lugar) y ocupan de nuevo el sitio. Sergio Condorí es herido de bala y también hicieron otros disparos al aire. A algunos han visto quienes eran y a otros no los han reconocido porque tenían los rostros tapados. Pusimos la denuncia y empezamos a caminar atrás de esa denuncia durante un año y cuatro meses, hasta llegar a la situación mía”.

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El hospital de Monteros se pone cada vez más frío. El preludio de una cirugía pone a prueba el temple de hasta el más valiente. Pancho sabe que no hay nada para temer. Es la confianza en sus propias fuerzas lo que lo sostiene.
Le preguntamos por qué está preso. “Pienso que porque les molesto. Durante 14, 15 años tuve esa oposición que fue financiada por ese señor Cruz”, lanza con simpleza.
En realidad, no se le escapa que el conflicto real es la posesión de las tierras, esas que vienen reclamando hace años, que les quitaron sin pedirles permiso, que les amenazan con sacarlos. Hace dos años culminaron con el relevamiento territorial ordenado por la ley 26.160 y reclaman como propias cerca de 70 mil hectáreas. Pero están elaborando un proyecto para que las tierras fiscales que están dentro de los terrenos indígenas vuelvan a las comunidades. Son más de 7 mil hectáreas, que incluirían el Sitio Arquelógico o Ciudad Sagrada de Quilmes.

La voz de Chaile se va poniendo grave. Son muchos los interesados en que los ‘indios’ fracasen. El despojo histórico del que han sido víctimas se perpetúa en cada desalojo, en cada usurpación, en cada comunero preso. Sabe que sus tierras son atractivas para empresarios y políticos que son empresarios o que se alinean con empresarios. Es que esos terrenos son aptos para las viñas, los nogales y son muchas hectáreas que están vacías porque la comunidad no tiene capital para hacer inversiones.
“Tenemos que ver que el Estado o quien fuera nos brinde recursos pero que no nos la quiten porque vamos a ser unos parias en nuestras propias tierras”, reclama Pancho.
A pesar de que tienen una cédula real de 1716 que les reconoce la posesión del territorio en el que aun vivían los Quilmes y los Amaichas, no cree que la legitimidad surja de un papel. “La mayoría hemos nacido en la tierra. Y nacer en la tierra tiene muchísimo valor. Más que cualquier papel. Yo nací en esta tierra. Ahí nació mi abuelo, mi papá. ¿Cómo puede venir a reclamarme mi tierra un tipo que ha nacido en otro lado? Andá a reclamar adonde has nacido vos”, dice casi gritando.
El hospital será su cárcel hasta que esté le den el alta. Lejos de su pueblo, aprovecha la charla para mandarle un mensaje a su comunidad. “Aquí hay muchos factores que vienen jugando en contra de nosotros, desde hace muchos años. Ahora se sabrá quién es quién. Por otro lado, veo que estamos más cerca de solucionar nuestros problemas. No solo de la Comunidad India Quilmes, sino de otras comunidades hermanas que están apoyando la lucha. Esto de alguna manera nos hace poner de pie. Desgraciadamente tiene que caer preso un hermano para que se destape la olla. Mi anhelo es recuperar lo que estamos perdiendo, que son nuestras tierras”.

Fuente: APA

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